Carta semanal del Obispo de Lleida

El Seminario, misión de todos

Queridos diocesanos:
Tradicionalmente la Iglesia ha escogido la solemnidad de San José para celebrar el Día del Seminario. En aquellos lugares en que este día es laborable se fija el domingo más cercano para que todas las comunidades, reunidas mayoritariamente en la Eucaristía, tomen conciencia de esta realidad fundamental para el presente y para el futuro de nuestra Iglesia. Por lo tanto nuestra diócesis celebrará el día del Seminario domingo, 17 de marzo.
Repasando mis notas de años anteriores para preparar esta reflexión semanal, me he dado cuenta de que insisto en un aspecto que siempre me ha parecido importante independientemente del lema propuesto, la implicación de todos los cristianos en la oración por el Seminario, en el fomento de vocaciones para el sacerdocio y en el acompañamiento de los jóvenes que reciben la formación. Me he alegrado mucho de que el lema de este año coincida en lo esencial, con la preocupación que siempre os he manifestado, que de todos nosotros depende la existencia y la continuidad del Seminario en la diócesis. Seguramente me haréis notar que, estando de acuerdo en general, la responsabilidad es más o menos según la función eclesial que cada uno posea. No es la misma misión la del obispo que la de la religiosa contemplativa o la del padre de familia pero nadie puede desentenderse de esta grave preocupación.

En la Iglesia ha habido siempre una reflexión para este tema que se ha plasmado en varios documentos que nos han proporcionado luz a los pastores y en todo el pueblo de Dios. En uno de ellos de 2016 se afirma con claridad que "la formación sacerdotal es una tarea permanente. Se trata de una necesidad imprescindible e irrenunciable en nuestro ministerio; esto implica una actitud de disponibilidad a la voluntad de Dios, a la conversión del corazón, a releer nuestra historia a la luz del Evangelio para una entrega total a la Iglesia ".

Esta formación se realiza fundamentalmente en los seminarios donde la enseñanza de contenidos humanísticos, filosóficos y teológicos, la oración personal y comunitaria, y la convivencia con formadores y compañeros enriquecen el crecimiento y la maduración personales. En nuestra historia diocesana ha habido un Seminario que ha sido un claro y estimado referente eclesial y cultural; más tarde fue sustituido por una residencia más reducida porque así lo exigía el número de jóvenes que solicitaban su ingreso. A finales de los años 80 se constituyó un Seminario Interdiocesano en Barcelona, ​​promovido por siete diócesis, entre ellas la nuestra, para una mejor formación comunitaria. La parte académica se cursaba en la Facultad de Teología de Cataluña. Por circunstancias diversas el único seminarista actual estudia en un Seminario Internacional en Pamplona con la previsión de que continúe posteriormente en nuestro Interdiocesano.

Mi rezo de hoy, como no me canso de repetir en charlas y homilías, se centra en pedirle oraciones por el Seminario. Es una misión de todos. Por supuesto la primera responsabilidad de cada Iglesia local en este ámbito corresponde al Obispo diocesano y continúo trasladando mi parte de responsabilidad a la familia cristiana, que acompaña los primeros pasos en la fe, en la parroquia ya otros movimientos eclesiales, que favorecen la llamada concreta que Dios hace a alguno de sus miembros, en las escuelas y centros de ocio, que atienden las mejores disposiciones de niños y jóvenes, a todas las demás instituciones eclesiales comprometidas en la evangelización. Todo se concreta en el testimonio de personas que están al frente de estas. Rogamos por todos.

Con mi bendición y afecto.

                                                                       + Salvador Giménez, obispo de Lleida.