La Navidad
Queridos diocesanos:
Para los cristianos es bien claro que el
Nacimiento de Jesús no es una mera fiesta repetitiva, sino una
celebración, un recordatorio que actualizamos mirado la eternidad, como
síntesis de la proclamación y vivencia de nuestra fe. La celebración de
este año es una ocasión nueva para nuestra vida, en permanente
conversión al Señor. Él, al nacer como uno de nosotros, se integra en
nuestra historia, la acompaña y posibilita un horizonte distinto en
nuestras relaciones humanas y en el modo de dirigirnos al Padre.
Las circunstancias que nos envuelven son distintas
cada año. La problemática social, el ambiente familiar, la dedicación
profesional, incluso nuestros altibajos personales, hacen que
participemos de la fiesta con matices diferenciados. Nuestra percepción
será distinta según los condicionamientos externos o las emociones de
cada uno. Todos lo podemos comprobar si paramos un poco el ritmo
acelerado de nuestra vida, hacemos silencio y nos preguntamos por el
significado profundo de lo que celebramos.
Los cristianos no somos distintos a los demás en
la apreciación de los acontecimientos festivos. Pero añadimos siempre el
componente religioso a nuestra celebración. No puede ser de otra
manera. Y en el centro de la celebración siempre nos encontramos con la
persona de Cristo. De un modo significativo lo vive nuestro mundo en
este tiempo de la Navidad, donde la alegría, la bondad y la felicidad
muestran su mejor rostro. Tanto los creyentes, como quienes se han
alejado de la fe o sostienen su vida en otros fundamentos vitales. Los
que seguimos las enseñanzas de Cristo vivimos con intensidad estos días,
y queremos participar de la alegría de los demás contribuyendo con
nuestra actitud a glorificar a Dios y a proclamar la incontrovertible
dignidad del ser humano.
Cristo es el centro de nuestras miradas, y
deseamos transmitir los sentimientos navideños a los demás con
autenticidad. Ese es el propósito de todo cristiano que, a su modo, lo
ha vivido y lo ha dado a conocer. Con palabras del Papa Pablo VI,
canonizado el pasado mes de octubre, y como homenaje a su memoria,
querría felicitaros la Navidad de este año:
“En Crist ho tenim tot!
Per a nosaltres Crist ho és tot!
Si desitges guarir la teva ferida, ell és el metge;
si t’abruses de febre, ell és la font
reparadora;
si estàs oprimit per les culpes, ell és la
justícia;
si necessites ajut, ell és la força;
si tems la mort,ell és la vida;
si desitges el cel, ell és el camí,
si necessites ajut, ell és la força;
si tems la mort,ell és la vida;
si desitges el cel, ell és el camí,
si defuges les tenebres, ell és la
llum;
si necessites aliment, ell és el menjar”.
Que en vuestras familias se pueda celebrar con
armonía cristiana el Nacimiento del Señor. Que podáis comunicar a todos
la felicidad que entraña este acontecimiento.
Con mi bendición y afecto.
+Salvador Giménez, obispo de Lleida.