
En la homilía el celebrante ha valorado la oración como fundamento de la vida cristiana y ha animado a recuperarla así como también a practicar las virtudes de manera que la Palabra de Dios tenga más incidencia en nuestra vida. Respecto a la festividad de la Virgen de los Dolores ha recordado su continuidad con la Exaltación de la Santa Cruz, celebrada el día anterior. Por ello ha incidido en la cruz o sufrimiento personal que da sentido a la vida porque acerca a Cristo, crucificado y resucitado, en unión con María, modelo, intercesora y madre de todos.
Terminada la Eucaristía los asistentes han besado la medalla de la Virgen de los Dolores, subir a su camarín y compartir un aperitivo con la tradicional torta con chocolate e higos. Junto con los priores de la cofradía, Fernando Gracia Mazarico y Carmen Roch Cemeli, y de congregantes y devotos de la Virgen de los Dolores, había representantes de la Academia Mariana, de la Cofradía de la Virgen de Montserrat, de la Hermandad del Rocío, de la Virgen de la Arcada-parroquia de San Pedro, de la parroquia del Carmen y otras advocaciones marianas de Lleida. La celebración de la fiesta de los Dolores gloriosos de la Virgen, en el 300 aniversario de la Congregación, iba unida al III Encuentro de las Advocaciones Marianas.