Carta Semanal del Obispo de Lleida

Felicitaciones

Con una palabra resumo la alegría personal y de toda la diócesis por la celebración de la fiesta de sus respectivos Patronos a dos grupos entrañables de nuestra comunidad eclesial. Me refiero a los miembros de la Vida Consagrada y también a los miembros de Vida Creixent. Cada uno con características propias tanto por su estilo de vida como por su responsabilidad pastoral.
  Es una cuestión de justicia, hablando coloquialmente, compartir los sentimientos y las ideas con nuestros semejantes más cercanos. Nos alegramos o lamentamos sus éxitos o sus fracasos, las alegrías y las penas. Con palabras o con gestos que ayudan a sobrellevar los acontecimientos personales; algunas veces alentando, otras corrigiendo o manifestando los posibles disensos. Pero siempre con cariño y con intento de mejorar su situación teniendo presente las palabras y los gestos de Jesús en el evangelio.

  Sirva este comentario semanal para pedir a todos los lectores la oración y el afecto hacia las dos asociaciones diocesanas que, el mismo día 2 de febrero, celebran su fiesta y se reúnen para   hacer la memoria anual de su servicio o para compartir la alegría de su vida eclesial.
 Los miembros de la Vida Consagrada tienen como referencia festiva la Presentación del Señor. Es el día en el que la Iglesia recuerda cómo los padres de Jesús lo llevan al templo para someterse a una ceremonia propia de todos los israelitas, consagrar los hijos a Dios. Así lo han hecho los hombres y mujeres que, a lo largo de la historia, han querido dedicar su vida al servicio de un carisma determinado para mejor dedicarse a sus semejantes. Viven su consagración en comunidad y están presentes en multitud de actividades eclesiales presentando su entrega en consonancia con los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.
Todos conocéis a los religiosos que colaboran con vosotros en las parroquias, colegios o centros sociales. Debemos agradecer su dedicación que enriquece nuestra vida parroquial y diocesana. Nos felicitamos de tenerlos tan cerca y observar su preocupación por las carencias y limitaciones de sus semejantes. También sus oraciones en favor de la Iglesia y de nuestra sociedad.
 Los componentes del movimiento apostólico de Vida Creixent recuerdan a sus patronos Simeón y Ana, los dos ancianos que reciben a Jesús con sus padres cuando acuden al templo para presentarlo al Padre Dios. Hay muchos grupos de este movimiento en nuestras parroquias; son personas de edad que desean mantener el nivel espiritual adquirido con el paso de los años y se reúnen para compartir experiencias, para orar, para escuchar, hablar y aprender del resto del grupo. Son personas que atesoran la sabiduría y la experiencia de años y están capacitados para transmitir el cariño, la gratuidad y la dedicación a sus familiares más cercanos y a toda la comunidad.
 La presencia de estos cristianos en el corazón de la sociedad consuela y reparte ternura, humaniza y crea fraternidad, aporta recursos y sensibiliza en el amor universal de Jesucristo. La diócesis de Lleida, la Iglesia toda, está en permanente deuda con todos ellos aunque saben, y eso les engrandece mucho más, que nunca será saldada porque la motivación de su trabajo está en el seguimiento del mismo Señor que ya les concede la recompensa.
  Quiera Dios que aumente el ejemplo y el número de cristianos en estas tareas tan beneficiosas para toda la sociedad. Orad por ellos y por las vocaciones a la Vida Consagrada.
                                                                         + Salvador, obispo de Lleida