Carta semanal del Obispo de lleida

Concreciones para este curso
Llamamos concreciones a lo que queremos poner en práctica todas las comunidades cristianas de nuestra diócesis durante este curso, tercero y último del Plan pastoral que propusimos en septiembre del año 2016. Ya lo comenté a todos los asistentes en la Fiesta del Envío que celebramos el pasado jueves en la catedral. Ahora lo dejo por escrito como información para todos los que se interesan por nuestra diócesis y como resumen de nuestra intervención oral en aquel acto para todos los responsables, colaboradores y voluntarios de nuestras comunidades. Todos recordáis las líneas de actuación que fueron descritas en el Plan pastoral.

Durante un primer curso reflexionamos sobre nuestra responsabilidad y misión como personas concretas y con la mirada puesta en el seguimiento de Jesucristo. En el segundo curso nos preocupamos de las parroquias, cómo transformarlas en mejores espacios de acogida y de evangelización. En este tercero queremos incidir en la formación de los agentes de pastoral a todos los niveles como respuesta más eficaz a los retos que la Iglesia se plantea en estos momentos.
Una cuestión previa. Cuando hablamos de formación siempre tengo en la mente aquella acusación que algunos medios de la cultura hacían a la Iglesia en el siglo XIX. Quieren a sus fieles con poca cultura y formación para manipular sus conciencias con más facilidad. Es, desde luego, una afirmación que hiere los corazones de los responsables de la Iglesia porque encierra una gran dosis de falsedad y manifiesta mucha maldad. Sólo habría que recurrir a la labor de los monasterios medievales en la transmisión de toda la cultura clásica o a la iniciativa y responsabilidad de la Iglesia en la fundación de las universidades en todas las regiones de Europa. El arte y la ciencia, la cultura en general, han tenido siempre a personas creyentes que han sabido dar buena y coherente respuesta a ese tipo de acusaciones.
La gran preocupación de nuestra diócesis en este momento es potenciar todos los instrumentos de formación a nuestro alcance. Pretendemos que los cristianos estudien más las cuestiones de la Biblia, la enseñanza de la Iglesia, su historia y sus formulaciones morales. Queremos elevar el nivel cultural de todos los creyentes, que sepan combinar en sus vidas la fe y la cultura que les envuelve. Que no teman enfrentarse a los retos de la ciencia y de la técnica. Que tengan criterios adecuados y conformes con la enseñanza del Señor, para interpretar, acoger o rechazar planteamientos o ideas que circulan a su alrededor.
En ese sentido la diócesis creó el IREL como centro aglutinador de la formación inicial y permanente de los agentes de pastoral; potenció la creación de cursos y estudios en los distintos movimientos apostólicos; animó a todas las parroquias a tener espacios de formación; repitió, por fin, a todos los cristianos la importancia de estar inscritos o presentes en estos ámbitos. Durante este curso nos vamos a esforzar todos para colaborar en las distintas etapas de la formación.
Es fundamental que todos los que promueven iniciativas, formulan propuestas, han sido preparados como expertos en los distintos saberes puedan hacerlas llegar a todos los que estáis colaborando «a pie de obra» en los diversos niveles de responsabilidad comunitaria. Que nadie se queje de falta de formación. Que todos os sintáis orgullosos de poder aplicar a la vida diaria de las parroquias las propuestas reflexionadas por otros. Con mi bendición y afecto.
† Salvador Giménez Valls. Obispo de Lleida