Un nuevo diácono permanente
Con
mucha alegría les comunico que Francesc Domènech Jornet (La Granja
d’Escarp, 1959), candidato al diaconado permanente, es aceptado por la
Iglesia y recibirá este domingo, 24 de junio, la ordenación diaconal en
la Catedral. El Concilio Vaticano II (1962-1965) restauró el Diaconado
como ministerio permanente.
Las referencias son explícitas y numerosas en sus
documentos. El papa Pablo VI en 1967 ordena este ministerio y especifica
los campos de acción y las condiciones requeridas por los candidatos al
Diaconado. Como dice el Catecismo, «Los diáconos participan de una
manera especial en la misión y la gracia de Cristo... los marca con una
huella... y los configura con Él que se hizo “diácono”, es decir, el
servidor de todos. Entre otras cosas les corresponde asistir... en la
celebración de los divinos misterios... de asistir a los matrimonios y
bendecirlos, de proclamar el Evangelio y predicar, presidir los
funerales y de consagrarse a los diversos servicios de la caridad» (núm.
1570).
El candidato lo ha recibido como una gracia de
Dios. Es también para él una aventura que vive acompañado por su esposa,
sin la cual, está convencido, no podría dar este paso con total
libertad y disponibilidad. Los dos, y cada uno desde su responsabilidad
propia y diferente, asumen con fervor este servicio a la Iglesia.
Después de muchos años de casados y con un hijo, deberán compaginar dos
ramas de la actividad humana: el servicio al mundo de la familia y del
trabajo y el servicio al Pueblo de Dios.
El resto de diáconos permanentes, que ya viven su
ministerio en nuestra diócesis, bastante saben que este reto es muy
ambicioso pero no imposible porque cuentan siempre con el don y la ayuda
del Señor. Durante estos últimos tiempos Francesc ha vivido y celebrado
su fe en una parroquia de Lleida, lugar donde reside durante los días
laborables y, sobre todo, en la Parroquia de Sant Jaume de la Granja
d’Escarp, donde ha colaborado asiduamente y es muy conocido y querido
por toda la comunidad. Su rector le ha acompañado en el tiempo del
discernimiento y lo ha presentado al obispo para que pueda ser ordenado.
El candidato ha obtenido una preparación académica
adecuada en el IREL y ha completado una formación humana y espiritual
orientada por los responsables diocesanos. Su experiencia profesional se
ha situado en el mundo del comercio y de la inge - niería agronómica. A
través de ella ha desarrollado un estimulante contacto con muchas
personas y se ha provisto de un talante especial para transmitir el
mensaje evangélico.
Como todos los demás candidatos, Francesc sintió
que era necesario dar una respuesta significativa y comprometida a la
llamada que Dios hace y, según lo que había vivido y sentía, debía ser
afirmativa. Se lo agradezco en nombre de la Iglesia. También a su
familia. Con la ordenación diaconal, Francesc se convertirá ministro al
servicio de la comunidad eclesial para todo lo que sea necesario, sobre
todo para mostrar a Cristo en la catequesis, en la celebración de
algunos sacramentos y en la caridad.
Es cierto que debe cuidar de su fe personal y debe
procurar ser siempre un testimonio vivo y auténtico, con palabras y
obras, del Señor. Podríamos decir finalmente que el diácono permanente
debe mantener para siempre dos preocupaciones de manera simultánea; por
una parte, su familia (esposa e hijo, sobre todo) y su profesión y, por
otra parte, su dedicación al Pueblo de Dios.
En este sentido, los diáconos permanentes son
llamados a establecer una comunicación fecunda entre estos dos ámbitos,
convirtiéndose siempre en agentes de unidad y comunión. Os pido a todos
oraciones por el nuevo diácono y por toda nuestra Iglesia. Os invito a
participar en esta celebración tan significativa.
† Salvador Giménez Valls Obispo de Lleida