Una iniciativa del Papa Francisco
El
papa Francisco nos ha escrito un mensaje para la Cuaresma de este año.
Os lo anunciaba en el pasado comentario del 11 de febrero para recordar a
todos los cristianos el inicio de este tiempo en el que preparamos la
gran fiesta de la Pascua.
El mensaje tiene como título un versículo del
evangelio de san Mateo: “Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la
mayoría”, y desarrollaba su pensamiento en una invitación dirigida a los
católicos para que puedan vivir con gozo y con verdad este tiempo de
gracia; en una alerta sobre los falsos profetas que se dejan fascinar
por las lisonjas de un placer momentáneo e inducen a los demás por ese
mismo camino; al papa le preocupa que los seguidores de
Jesús posean un
corazón frío, que apaga la caridad y muestra signos desconsoladores por
la avidez del dinero, y se pregunta qué podemos hacer, recordándonos a
todos la respuesta permanente para afrontar esa frialdad del corazón: el
dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno. Explica con
brevedad estas tres palabras y acaba insistiendo a los miembros de la
Iglesia en la necesidad de emprender con celo el camino de la Cuaresma.
El último capítulo lo titula El fuego de la Pascua, y allí anuncia la
iniciativa “24 horas para el Señor”, en la que este año nos invita
nuevamente a celebrar el Sacramento de la Reconciliación en un contexto
de adoración eucarística.
Para toda la Iglesia la iniciativa tendrá lugar el
viernes, 9 y el sábado, 10 de marzo, inspirándose en las palabras del
Salmo 130,4: “De ti procede el perdón”. En cada diócesis, al menos una
iglesia permanecerá abierta durante 24 horas seguidas para permitir la
oración de adoración y la confesión sacramental. Así lo haremos en
nuestra diócesis. Será en el templo parroquial de san Pedro, situado en
la calle Mayor. El acto empezará a las 19 horas del viernes hasta las 19
horas del sábado.
El templo de san Pedro es un lugar privilegiado en
nuestra diócesis para esta iniciativa del papa Francisco. Muchos
cristianos acuden allí en cualquier momento del día a rezar, puesto que
la Exposición del Santísimo es permanente y las puertas se encuentran
siempre abiertas. También tiene su sede la Adoración Nocturna para su
sesión mensual de oración y para las restantes actividades celebrativas
que programan sus miembros.
Todos sois conscientes del doble componente de la
vida cristiana, la contemplación y la acción, que cualquier bautizado
debe cultivar para responder con coherencia y fidelidad al Señor. Sabéis
que el Papa insiste en repetidas ocasiones en las obras de la caridad
hacia todos los hermanos, sobre todo hacia los que más sufren. Lo hace
en sus viajes apostólicos y también a través de significativos gestos en
su actuación pastoral en Roma. Por todo ello es muy reconocida y
admirada su labor, tanto por creyentes por no creyentes del mundo
entero. Es un referente moral, con autoridad y un merecido respeto y
prestigio por parte de periodistas, autoridades y estudiosos de muchas
disciplinas académicas.
Ahora nos propone la adoración al Señor. Tan
importante como la actividad fraterna. Nadie puede prescindir de la
oración; todos los cristianos necesitamos fortalecer nuestra vida en
conversación pausada y abierta con el Señor. No entenderíamos nada si
prescindiéramos de esta dimensión orante. Aprovecho la ocasión para
agradecer la dedicación del único monasterio de vida contemplativa de
nuestra diócesis, las RR. Carmelitas, situadas en la Caparrella, que
ponen en el centro de sus oraciones toda la programación de la comunidad
diocesana. Os invito a participar de esta iniciativa.