Carta semanal del Obispo de Lleida

Los cristianos rezan por la unidad

En la asignatura de historia que cursábamos en nuestros estudios a algunos nos producía cierta perplejidad
cuando el profesor nos explicaba las dos grandes divisiones habidas en el interior de la Iglesia. El libro de texto las titulaba Cisma de Oriente y Cisma de Occidente y los detalles de los acontecimientos, con sus causas y sus consecuencias, iban acompañadas de reproducciones de cuadros famosos y de las explicaciones del profesor. La primera fue alrededor del año 1000 y la segunda alrededor del año 1500. Nos producía sorpresa y mucha tristeza contemplar los enfrentamientos entre seguidores del mismo Señor que tantas veces pidió la unidad. Enfrentamientos que devenían en descalificaciones, excomuniones y rencores mutuos.

Con el paso de los años la fuerza del Señor hizo ablandar el corazón de todos los cristianos modificando las apreciaciones de los separados. Empezamos llamándonos unos a otros hermanos, aunque viviendo en su propia comunidad y siguiendo su propio itinerario de fe en Jesucristo, único Señor y Salvador de toda la humanidad. En esa profesión de fe todos estamos de acuerdo. Y en la Sagrada Escritura. Y en la oración. Empezó a principios del siglo XX un movimiento de acercamiento, fraguado en los años anteriores, y centrado sobre todo en la oración por la unidad de todos los cristianos: los católicos, los ortodoxos y los protestantes o nacidos desde la Reforma de Martín Lutero.
Y se instituyó una llamada Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos a celebrar siempre desde el día 18 al 25 de enero (fiesta de la Conversión de san Pablo). Se invitó a todos a rezar por este motivo a lo largo del año para conseguir los frutos de la unidad, del perdón y de la paz. A partir de entonces se han multiplicado las iniciativas en las distintas confesiones como oraciones y celebraciones conjuntas, elaboración de documentos que ayuden a profundizar en la unidad y diversos encuentros entre los responsables de las iglesias: desde la visita del papa Pablo VI al Patriarca de Estambul hasta la presencia del papa Francisco en la memoria de los 500 años de Martín Lutero en Suecia el pasado mes de octubre. Es muy esperanzador el camino y constituye un motivo de mucha alegría pensar en un feliz final de unidad.
En este comentario semanal os pido a todos que os suméis a esta iniciativa tan necesaria para hacer realidad lo que Cristo quería, que fuéramos uno como el Padre y Él lo eran. Que todos colaboremos para cumplir ese mandato del Señor. Es una responsabilidad que nos afecta a todos.
Cada año se escoge un texto de reflexión y se elaboran unos materiales, preparados de forma conjunta por expertos de distintas confesiones, que sirven para todas las comunidades. Este año lo han hecho el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de las Iglesias. Han escogido un texto de san Pablo (2 Co 5, 14-20) y han puesto un lema: RECONCILIACIÓN. EL AMOR DE CRISTO NOS APREMIA. Han impreso un folleto con comentarios sobre el texto bíblico para los diferentes días de la semana de manera que todas las parroquias y comunidades dispongan con facilidad de un material único para rezar y para celebrar.
En nuestra diócesis la Delegación de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso se encarga de impulsar y coordinar las distintas iniciativas. Os invito a participar en todas ellas.
                                                                      
                                                                        +Salvador Giménez, bisbe de Lleida.