Procesión del Silencio

Y tras un año de espera se hizo el Silencio en la noche de Lleida, y Nuestro Señor de la Agonía pudo salir a las calles del casco antiguo de la milenaria Lleida, recorriendo los empedrados caminos del barrio histórico de la ciudad.

Acompañado por un cortejo de 400 penitentes y mantillas y con los sones de la sección de tambores de la Cofradía del Cristo de la Agonía, que este año estrenaban galas en los tambores, realizó el recorrido habitual por las calles de Sant Martí, Plaza Gramatics, Caballeros, Mayor, La Palma, San Carlos y Jaume I.
Este año de la Misericordia, el cortejo procesional estuvo presidido por el Obispo Salvador, nombrado Hermano de Honor de la Cofradía del Cristo de la Agonía, en acto previo a la oración de salida de la Procesión del Silencio.

El paso lucía en todo su esplendor en la noche de Jueves Santo, con la ornamentación floral, un manto de lirios, y no solo los hermanos cofrades y vecinos participaron en la procesión, es imprescindible mencionar a los saeteros que durante el recorrido quisieron regalar al Cristo y a la Virgen de la Piedad cantos en su honor.

Por otra parte, unos de los momentos más emotivos y solemnes, ya convertido en tradición, es la petición de venia para la entrada al oratorio de Los Dolores por parte de nuestro Hermano Mayor, José Manuel Gómez, al Prior de la Real y Venerable Congregación de Nuestra Señora de Los Dolores, donde la solemnidad del protocolo abrió el paso a los portantes de trono con la imagen del hijo a visitar a su Madre en el Oratorio, donde la oración de todos los fieles rompió el silencio para elevarla al cielo.

De nuevo reanudado el recorrido a la salida del Oratorio, con la incorporación de las vestas de la Congregación de Los Dolores, se iniciaba el camino de retorno a la Iglesia Románica de Sant Martí, por las calles en subida, sintiendo en los hombros los portantes, la pasión de Cristo al subir al Gólgota, y con la ayuda de nuestros difuntos que desde el cielo envían la ayuda para llevar el paso en volandas por las callejuelas del barrio histórico de Lleida.

Ya se ve de nuevo el campanario de Sant Martí, y se escucha el murmullo del Silencio que rompen los tambores de la Cofradía de la Casa de Aragón, sonido con estruendo cuando la imagen del Cristo de la Agonía llega hasta la puerta de Sant Martí, abriéndose paso entre la gente que no quiere perderse ese precioso momento de la Rompida del Silencio mientras recoge el templo el paso para esperar de nuevo un año hasta su próxima salida en Procesión.

Demos Gracias a Dios, por acompañarte un año más en estación de penitencia.