Carta semanal del Obispo de Lleida

Asuntos que hieren (1)

Queridos diocesanos: 
En las visitas que hago a parroquias o colegios suelo contestar a todas las preguntas que me hacen. Tanto las que se refieren al mundo en general como a las de nuestra sociedad. También lo hago cuando me interrogan sobre asuntos de la Iglesia. Sin embargo hay cuestiones sobre las que me resulta más complicado escribir a pesar de que algunos de vosotros me recordáis mis olvidos sobre el tema que os propongo y que todavía no he dado mi opinión en el FULL DOMINICAL.
Seguramente el asunto más impactante es el de los abusos de todo tipo que unas personas cometen contra otras. Mas en concreto en los casos de abusos sexuales que a diario nos golpean desde los medios de comunicación social. No porque son noticia sino por ser una cruel realidad. Y mucho más cuando se refieren a miembros de la Iglesia porque escandalizan a todo el mundo y producen tristeza y desánimo entre los seguidores de Jesucristo. 
En los últimos meses han sido demasiadas noticias sobre abusos y encubrimientos dentro de nuestra Iglesia. Sobre todo cuando se habla de menores o vulnerables que son víctimas de algunos responsables de nuestra comunidad eclesial. Es un escándalo mayúsculo por lo que supone de gravísimo pecado y de delito tipificado en el ordenamiento jurídico. La ley de Dios y las leyes humanas obligan a respetar la dignidad y la intimidad del otro, a no romper nunca su integridad, a no cometer actos que degradan al ser humano, a denunciar las actividades delictivas, a no permanecer en un silencio cómplice, a buscar la felicidad del que camina a nuestro lado y a educar a los adolescentes y jóvenes en los saberes y quereres que les proyecten a construir un mundo más digno en justicia y libertad para todos. 
Estas frases no se pueden convertir sólo en deseos más o menos alcanzables o en retórica hueca que impide la transparencia original que nos pide el Señor constantemente. Es una obligación de todo cristiano trabajar con mucho esfuerzo por la coherencia entre nuestra fe y nuestra vida. Mucho más es una exigencia de los pastores de la Iglesia que acompañamos y orientamos el rebaño del único y buen Pastor que es Jesucristo. Por eso nuestra responsabilidad es mucho mayor y la primera obligación es la atención, el acompañamiento y la protección de las víctimas. 

Es cierto que durante los últimos años las denuncias sobre abusos se han centrado con mucha fuerza en personas e instituciones de la Iglesia Católica. Siendo el tema más general y que sacude a todos los estamentos de la sociedad, no podemos cerrar los ojos a la realidad imaginando que son campañas debidamente orquestadas para provocar el silencio de la misma Iglesia ante otras terribles injusticias de nuestro mundo. Todo esto ha de servir para aceptar nuestra realidad de pecado, la debilidad de nuestras relaciones, la lejanía del cumplimiento de las normas morales y la purificación de las personas y comunidades que queremos ser auténticos testimonios de Jesucristo. 

Además de las noticias ha habido pronunciamientos, decisiones y normas desde distintas instancias eclesiales; peticiones de perdón; comisiones creadas para investigar i acompañar en diócesis i conferencias. Me parece muy oportuno informar a toda la comunidad del  último documento del papa Francisco Vos estis lux mundi, sobre este espinoso tema el próximo domingo.

Con mi bendición y afecto.   

+Salvador Giménez, Obispo de Lleida.