Sant Jaume de Lleida.
De
vez en cuando recibo en mi correo electrónico fotografías o videos de
un amigo que pasa por aficionado pero que es un gran experto en el
manejo de nuevas tecnologías y tiene una gran dosis de sensibilidad
artística. Lo contemplo con agrado y siento que no le agradezco
suficientemente el envío de su singular obra de arte. Lo hace a menudo
y, cada día que pasa, es más grande esta deuda imaginaria que mantengo
con él. Sobre todo porque también tiene el interés de reproducir con
estilo propio muchas celebraciones de la comunidad cristiana en las que
él participa activamente. Y eso nos ayuda para el recuerdo. Se firma
Jaumedelleida. Supongo que a muchos de vosotros también os llega y
conocéis al autor de estos artísticos correos.
Se me ha ocurrido utilizar la firma de este amigo
anteponiendo un calificativo definitivo en el título para recordar la
fiesta del apóstol san Jaime y su paso por nuestra ciudad. Las gentes de
Lleida celebran con gran alegría y abundante participación la procesión
dels Fanalets que recorre las calles del centro. Me impresionó, desde
el primer momento, la gran afluencia de niños acompañados por sus padres
o abuelos que contemplan o protagonizan el citado acto. Y esto es lo
que me ha llevado a la reflexión que quiere tener unos límites
exclusivamente religiosos.
Historiadores locales han publicado muchas
referencias de esta fiesta; expertos en nuestras tradiciones la han
valorado con suficiencia; algunos estudiosos se han preocupado de
resaltar la importancia que posee el edificio-oratorio de la calle Mayor
para nuestra memoria colectiva. Y desde otros aspectos ha sido tratado
siempre con cariño y con respeto.
Recuerdo que el año pasado, a raíz de esta fiesta,
os animaba a todos a colaborar en cuantas organizaciones ciudadanas
existen en defensa de nuestras tradiciones, del apoyo a la familia y a
la vida, en todo aquello que favorece la dignidad de la persona y la
libertad y defensa de las convicciones y creencias. En este momento me
parece oportuno recordar la figura del Apóstol, el camino que recorre
media Europa y acaba en su tumba de Compostela y, por último, las miles
de personas que cada año transitan por ese camino. Santiago fue uno de
los apóstoles del Señor.
Cuenta la Tradición que evangelizó la parte sur y
más occidental de Europa. Pasó por nuestra ciudad, se paró en Zaragoza, a
orillas del río Ebro, donde se encontró con la Virgen María y su cuerpo
fue enterrado en la capital gallega, en los límites más extremos de
nuestro mundo. El Camino fue durante muchos siglos un instrumento de
conversión de las gentes a Jesucristo por intercesión del Apóstol y un
medio singular de encuentro de gentes de distinta procedencia
construyendo esta Europa de las leyes, de la filosofía y del
cristianismo. Lo que hemos llamado civilización occidental.
Las personas que hacen el camino tienen diversas
motivaciones: culturales, psicológicas, medioambientales… Os animo a que
las vuestras tengan un componente religioso. Que el silencio o el
acompañamiento de otros os lleve a una reflexión sobre vuestra fe. Desde
nuestra ciudad partirán, como cada año, grupos de jóvenes y adultos con
la finalidad de dar el abrazo al Santo e implorar la propia conversión.
Que la popular fiesta dels Fanalets nos ayude a ampliar el horizonte de
nuestra fe y agradecer haberla recibido por la acción de nuestros
antepasados.
† Salvador Giménez Valls. Obispo de Lleida